lunes, 19 de enero de 2015

TRANSHUMANCIA

Más de doscientos cincuenta millones de ejemplares de merino español se distribuyen actualmente por el mundo. Su lana no tiene parangón: fina, suave, limpia, con las dimensiones adecuadas. Produce entre diez y dieciocho kilos de lana al año, no hay ovino que le iguale en esto. Considerada en repetidas ocasiones como la mejor lana del mundo. Quizás solo la lengua española las aventaje en hablantes, pero estos rumiantes de cuatro patas están presentes en casi  todo el planeta. Llegaron a América de la mano de Colón en su segundo viaje, y excepción hecha de la selva y valles húmedos, se asentaron con facilidad en todo el Continente. Pasaron a los EEUU a través de Méjico, de forma que, cuando los ingleses llegaron al actual Estado de Virginia, ya se encontraron en el con la oveja merina asentada como habitante veterano.

A LA CONQUISTA DEL MUNDO

UNA RAZA ESPAÑOLA

YA SE VAN LOS PASTORES

LA MESTA

CAÑADAS REALES

PRIVILEGIOS

EL COMERCIO DE LA LANA EN LOS SIGLOS XIV Y XV


La economía del centro peninsular se basaba principalmente en el comercio de la lana
merina, cuya explotación y comercialización las organizaban la Mesta y el Consulado
de Burgos.
Sin embargo, a pesar de poseer la mejor lana, indispensable para la elaboración de
paños de calidad, y de los recursos necesarios, no fuimos capaces de desarrollar una
adecuada industria textil, que hubiera permitido un mayor crecimiento de la economía
de la época. En vez de esto, Castilla se centró en la exportación de la lana a través del
Consulado de Burgos, y en la importación de paños de calidad, elaborados en otros
territorios, con nuestra lana merina. El desequilibrio es claro.
Hemos de destacar por otro lado, que sí existieron zonas con una importante industria
textil como Cuenca o Segovia, donde se elaboraban paños de cierta calidad, pero que no
tuvieron la expansión que debieron tener, ni tampoco los suficientes apoyos
institucionales.
Llama la atención, como uno de los hechos más importantes en la historia de Castilla,
la revolución de las Comunidades en 1521, donde se produjo el levantamiento de la
burguesía castellana, tuvo como una de sus justificaciones, el escaso apoyo prestado a la
industria textil. Ciudades como Burgos, cuya economía se basaba en la exportación de
la lana a través de su consulado, se pusieron del lado de Carlos I, y ciudades como
Segovia o Cuenca, donde la industria textil era fundamental, del lado de los comuneros. 


TESOROS AUSTRALIANOS






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